El New York Times informa que Arabia Saudita “preparó a un empleado saudita en Twitter” para ayudar a espiar ciertas cuentas de usuario, presumiblemente incluida la de Jamal Khashoggi.
Muchos saudíes esperaban que Twitter democratizaría el discurso al dar voz a los ciudadanos comunes, pero Arabia Saudita se ha convertido en un ejemplo de cómo los gobiernos autoritarios pueden manipular las redes sociales para silenciar o ahogar las voces críticas mientras difunden su propia versión de la realidad.
Una vez que sucedió la Primavera Árabe en 2010-2011, creo que fue el momento en que los gobiernos, autoritarios o de otro tipo, se dieron cuenta del poder de las redes sociales como una fuerza para el público. Y, por supuesto, a algunos gobiernos no les gusta eso.
Echale un vistazo: Arabia Saudita tenía un topo dentro de Twitter