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Así se fabrican los Samsung Galaxy, visitamos una de las fábricas de la firma en Seúl

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El resultado del fenómeno Galaxy fue una devastadora máquina de ventas, y lo sigue siendo, lo que aplastó a HTC y a todos los que se interpusieron en su camino. Por tanto, es hoy un punto clave en la economía de la empresa. Si los Galaxy son más importantes dentro de la firma, el 23 Ultra y por no hablar del Galaxy Flip y el Galaxy Fold, son tema aparte. Su gestación proviene de fábricas en Eslovaquia, Estambul, Egipto, Pakistán, India, Bangladesh, Indonesia, Vietnam, Dallas, Brasil y Estonia, además de la que visitamos en Corea del Sur, concretamente en la localidad de Gumi, a unos 350 kilómetros al sur. de Seúl. Un conjunto de localizaciones que conforman un ejército capaz de fabricar la friolera de 320 millones de unidades al año.

La obsesión por la precisión se llama Gumi

En el caso de Gumi, se trata de un complejo de casi 330.000 m2, con casi 8.000 empleados que produce alrededor de 18 millones de galaxias, poco más del 5% de la producción mundial. El 35% de los trabajadores están enfocados en la fabricación propiamente dicha, el otro 25% en temas de desarrollo, mientras que el 40% restante vive para y para que la verificación del producto sea óptima. Cabe aclarar que Gumi es mucho más que una fábrica, ya que se crea, pero también se analiza -lo veremos en el apartado denominado granja tecnológica y la firma es venerada en un museo que también comentaremos.

Gumi es y, sobre todo, una comunidad extremadamente respetuosa con el medio ambiente y cualquier asunto relacionado con ESG. Baste decir que la velocidad máxima de cualquier vehículo en el interior es de 20 km/h, las bicicletas de 10 km/h. Y creemos que hay prisa o no, nadie, absolutamente nadie la supera, lo que evita el ruido, reduce el consumo y te permite cruzar o moverte por las calles con total seguridad. Ni que decir tiene que el cuidado y atención al empleado es obsesivo con todo tipo de restaurantes, zonas deportivas y todo lo que más nos podamos imaginar. puros 90 Google estilo. Sin duda, si hay un lugar donde leviten los espíritus saludables de esta firma nacida en 1969 bajo el nombre de Samsung, es aquí.

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danza incesante

A modo de introducción, decir que, una vez dentro, la danza de los robots es incesante, mientras cientos de sensores, cámaras de precisión y demás sistemas de medición no pasan ni una sola cosa en cuanto algo sale mal. “Fracaso, 0.0000000 es nuestra obsesión”, bromeó un ejecutivo de la firma. Uno de los puntos más curiosos es el montaje de los bisagra, 41 piezas en el caso del Fold y nada menos que 45 en el Flip. Robots, brazos mecánicos que giran a una velocidad de vértigo, correas que mueven la pieza… y todo se monta sobre la estructura terminal. Estructuras, como el Galaxy S23 Ultra, que originalmente pesa unos 380 gramos y que, tras ser tallado por robots, se queda en apenas un 10% de ese peso. Para ello, Samsung ha desarrollado sus propias herramientas de tallado, una especie de puntas de metal de alta resistencia con formas inusuales y verdaderamente caprichosas que permiten el tallado preciso que requiere el Galaxy.

producción sin parar

Ha llegado el momento de “poner” componentes, pantallas y demás piezas que cada una cree el propio móvil. En total unas 800, frente a las 200 que se usaban hace apenas diez años para crear un móvil. Todo esto conlleva una enorme complejidad de montaje… pero cero problemas, cintas que mueven todo con precisión, máquinas que fijan las pantallas al mismo tiempo que un dedo mecánico hace mil y una pulsaciones para comprobar que todo funciona a la perfección, locura de producción y precisión.

Un brazo coloca el móvil junto a una cabeza de plástico para medir la posición y el sonido, el sistema USB conecta a una velocidad asombrosa treinta tipos diferentes de conectores para asegurar la compatibilidad, te das la vuelta y un brazo parece volver loco a un SPen… Nada más lejos de la realidad , está probando no solo tu conexión, sino comprobando que las redes WiFi no te afectan, miras una pantalla a color y en realidad es una cámara térmica FLIR que mide el calor en las pantallas mientras un dedo mecánico no para de pulsar sobre la cámara opciones como si estuvieras poseído y cuando crees haberlo visto todo, un complejo sistema de pruebas no deja de analizar todas las posibilidades de conexión y funcionamiento de los terminales en el ámbito del IoT. Dicho esto, no hay respiro, el control total es el objetivo.

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nadie se salva

Una legión de brazos mecánicos abre y cierra el Flip and Fold hasta la extenuación, mientras una cámara de precisión no quita los ojos de la bisagra, acto seguido unos cubos gigantes no paran de girar y emitir fuertes impactos, nos acercamos y son maquetas Galaxy Flip que se golpean cientos de veces para comprobar su resistencia. La actividad de fabricación versus prueba es implacable. Tanto es así que también le toca el turno a los relojes de la firma, que también aparecen en escena en una zona de la fábrica. Conexiones, pruebas y robots que los sacuden como locos para ver si aguantan y los sensores responden como deben. Es más, hay incluso un robot, lo apodamos Michael Phelps… lo que provoca la risa del ingeniero de la firma, que simula la brazada de un nadador a lo largo del día para comprobar que todo funciona a la perfección cuando queremos usarlo en el agua.

¿Una granja mundial en medio de una fábrica?

Uno de los puntos más interesantes de esta fábrica es lo que se conoce como “The Farm” (la granja) se trata de un buen número de terminales que parecen relajados y olvidados en una gran sala. Cuando llegamos había más de 2.300 personas que parecían estar descansando esperando que llevaran un palé a Dios sabe dónde. Gran error, todos estaban siendo probados en silencio en una característica que se negaron a explicarnos.

Pero lo mejor no queda ahí, lo mejor es que fue una prueba remota solicitada por un país del otro lado del mundo, es decir, es un banco de pruebas remoto que puede analizar y simular funciones y patrones de comportamiento para cualquier zona del planeta. Según la firma, funciona las 24 horas de forma incesante, lo que puede simular años de uso en cortos periodos de tiempo. Es una excelente manera de agrupar recursos y compartir información sobre cualquier incidente en todo el mundo.

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No podemos olvidar que, aunque obviamente no podamos acceder a él, todo lo que ocurre en la firma se analiza mediante un sistema de Business Intelligence donde se predicen las incidencias y se analiza todo el comportamiento, no solo de los robots, sino también de los terminales. . y de absolutamente todo lo que se pueda analizar en fábrica.

Un museo para la historia.

Entre tanta tecnología y rapidez, no podía faltar un museo de la firma, más concretamente uno centrado única y exclusivamente en la telefonía móvil. Todo un lujo si sientes algo por este tipo de productos. Más de 2.200 modelos aparecen frente a ti en una galería oscura que al iluminarse dejar al visitante con la boca abierta apareciendo en columnas verticales.

Un lugar entrañable, con cierto aura de historia por razones obvias y más para los que llevamos décadas haciendo esto, ya que les gusta volver a ver cientos de modelos que alguna vez marcaron o intentaron ser tendencia. No podemos olvidar que Samsung, mucho antes que los Galaxy, con sus modelos clamshell o clamshell hizo mil y una diabluras, por ejemplo, sus terminales giraban horizontalmente sobre sí mismos para ofrecer televisión en los últimos albores de los 2000. Pues ahí están todos, menos el Note 7, el modelo que puso patas arriba a la firma en 2016, que por otra parte es normal.

El tiempo se acaba, la visita y nos toca despedirnos del complejo. El autobús nos saca del templo a la velocidad frenética de un humano corriendo por la mañana. Es el mundo de Gumi, el mundo de la fabricación, la obsesión por la precisión y el amor al empleado. Está ahí, al otro lado del mundo, pero ya sabes, siempre alerta, buscando fallos, creando grandes teléfonos y sobre todo siempre conectado a todo el mundo Samsung para probar y mejorar el producto esté donde esté. Los tentáculos tecnológicos de Gumi no tienen límites.

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