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Critica | “La forma del agua” es un brillante y encantador cuento de hadas de Guillermo Del Toro

“A Forma da Água” tuvo 13 nominaciones al Oscar 2018.

13 nominaciones al Oscar y un León de Oro en Venecia. “La forma del agua” es el regreso del cineasta mexicano Guillermo del Toro a sus cuentos de hadas originales, como vimos por última vez en “O Labirinto do Fauno”, 2006. Aquí, acompañamos a Eliza (Sally Hawkins), una muchedumbre silenciosa, que trabaja en un laboratorio secreto del gobierno estadounidense, y termina enamorándose por una criatura anfibia (Doug Jones) que se mantiene en su lugar. Con la vida de un “monstruo” en peligro, ella trata de salvarlo de la avaricia y el mal de los hombres que dirigen ese lugar.

Definitivamente una película de autor, y sin duda una película de Del Toro, por lo que podemos clasificar “La forma del agua”. Tal obra no podría ser concebida o idealizada por nadie más que el mexicano, que aquí alcanza la cima de su talento como director y escritor. Vemos toda su pasión por el cine y los monstruos materializados en la pantalla, en una prueba de amor por todo lo que lo definió como artista.

En su trabajo como guionista, que compartió con Vanessa Taylor, vemos la excelencia en moverse entre todos los géneros de manera orgánica y fluida, pasando de la comedia al terror con excelencia. La trama se aborda de manera efectiva y directa, pero con tranquilidad, para desarrollar los personajes durante el primer acto. Estos personajes son fascinantes, complejos y carismáticos, desde la vecina de Eliza, Giles (Richard Jenkins), hasta su compañera de trabajo Zelda (Octavia Spencer) y su jefe Strickland (Michael Shannon).

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Las relaciones están bien construidas entre los personajes, sus motivaciones son relevantes y comprensibles, y sus arcos se cumplen al mismo tiempo. Los mensajes políticos y sociales de la historia, y sus alegorías con la criatura, se transmiten sutil y sin prisa, desde la simple ubicación histórica de la trama hasta los diálogos más conflictivos y expositivos. Este script, que aún se destaca por contemplar múltiples tramas, y trabajar juntos de una manera impresionante.

Para lograr una historia tan peculiar y con tantos tonos diferentes, es necesaria una dirección de nivel muy alto. Y ahí es donde Guillermo del Toro gana plena prominencia y demuestra por qué ganó el Globo de Oro al mejor director. Su trabajo de cámara es fluido y elegante, lo que nos brinda una ligereza para movernos entre tramas y hace que la película siempre parezca evolucionar, progresar sin obstáculos. El trabajo con el departamento de arte, como es habitual en sus proyectos, es magnífico, desde el diseño de producción hasta el maquillaje de la criatura anfibia. La composición ligera creada con Dir.de Fotografia Dan Laustsen, es brillante y merece un Oscar.

Y también vale la pena mencionar el trabajo de Del Toro con los actores, que además de haberlos elegido perfectamente, toma de cada uno exactamente lo que se necesitaba. Todos, sin excepción, son brillantes. Lo más destacado es Sally Hawkins En el protagonismo, quien, al interpretar el papel de un personaje tonto, logra transmitir sus emociones y sentimientos de una manera completa y elegante, con miradas cautivadoras que hablan más que cualquier gran diálogo.

Ya Richard Jenkins, Octavia Spencer y Michael Shannon, complementa la historia brillantemente. Jenkins trae todo el carisma y la pureza de Giles con una destreza envidiable. Octavia Spencer logra ser divertida e intoxicante en la escena, e indudablemente insustituible en este papel. Y finalmente, Michael Shannon se destacó nuevamente como un villano de carrera, logrando ser aterrador, repulsivo y completamente brillante.

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“A Forma da Água” es una película clásica instantánea y una de las mejores películas de fantasía jamás realizadas. Una obra que consolida a Guillermo Del Toro, como uno de los grandes cineastas de su generación.