Google se ha enfrentado a protestas y críticas del personal interno en los últimos tiempos por su enfoque de los derechos humanos tanto en el país como en el extranjero. El exjefe de relaciones internacionales de la firma, Ross LaJeunesse, reveló el jueves que sus preocupaciones en esta área lo llevaron a renunciar.
Cada vez que recomendaba un Programa de Derechos Humanos, los altos ejecutivos tenían una excusa para decir que no. Al principio, dijeron que los problemas de derechos humanos se manejaban mejor dentro de los equipos de producto, en lugar de iniciar un programa separado. Pero los equipos de producto no estaban capacitados para abordar los derechos humanos como parte de su trabajo. Cuando volví a hablar con los altos ejecutivos para abogar nuevamente por un programa, luego afirmaron estar preocupados por aumentar la responsabilidad legal de la empresa. Brindamos la opinión de expertos externos que volvieron a confirmar que estos temores eran infundados. En este punto, se reasignó repentinamente a un colega para que dirigiera las discusiones del equipo de políticas de Dragonfly. Como alguien que había abogado constantemente por un enfoque basado en los derechos humanos, estaba siendo marginado de las conversaciones en curso sobre si lanzar Dragonfly. Entonces me di cuenta de que la empresa nunca había tenido la intención de incorporar principios de derechos humanos en sus decisiones comerciales y de productos. Justo cuando Google necesitaba redoblar su compromiso con los derechos humanos, decidió buscar mayores ganancias y un precio de las acciones aún más alto.
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