Google está trabajando con la autoritaria China para construir una versión censurada de su motor de búsqueda, completamente cagando en su viejo lema “Don’t Be Evil”. Con el signo de dólar en sus ojos, Google (y Apple les importa) no pueden resistir el canto de sirena de la distopía:
El proyecto, cuyo nombre en código es Dragonfly, ha estado en marcha desde la primavera del año pasado y se aceleró tras una reunión de diciembre de 2017 entre el director ejecutivo de Google, Sundar Pichai, y un alto funcionario del gobierno chino, según documentos internos de Google y personas familiarizadas con los planes.
La medida planificada representa un cambio dramático en la política de Google sobre China y marcará la primera vez en casi una década que el gigante de Internet ha operado su motor de búsqueda en el país.
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