La tercera película de la franquicia comienza recordándonos el gran éxito de Lightning McQueen (voz de Owen Wilson), con un espectáculo de varias carreras ganadas por nuestro protagonista. Aplaudido por todos, McQueen se sorprende cuando Jackson Storm (voz de Armie Hammer) llega para participar en las carreras.
Con un diseño innovador y lleno de nuevas cualidades tecnológicas, Storm llega para dejar a McQueen sin fundamento. En la primera carrera juntos, Jackson Storm gana, lo que lleva al público a pensar que el ex campeón era demasiado viejo para correr.
En otra de las varias carreras que compitieron, Lightning McQueen pierde el control y termina sufriendo un accidente tan grave que no puede competir durante meses, hasta que piensa en la posibilidad de no volver a correr nunca más.
Dirigida por Brian Fee (Cars), la secuela de la saga Cars está bien hecha. Tiene un guión bien organizado y dividido de la manera clásica. Sus puntos de inflexión están bien establecidos y su trama es algo inesperada, lo que, para mí, aumenta las posibilidades de que sea una buena película.
Gracias a la perfecta adaptación de la banda sonora, la película tiene sus momentos de mayor tensión, mayor emoción e incluso los momentos más tranquilos y bien definidos.
A pesar de los detalles positivos, la película apoya con cansancio el tema, donde solo el final guarda, en partes, la historia.
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