El mundo puede descansar sobre los hombros de los altos ejecutivos tecnológicos. The New Yorker reveló el retiro al que algunos, incluidos los de Apple, escapan mientras luchan con crisis de conciencia.
Hay muchos centros de retiro de lujo New Age (Kripalu, en Massachusetts; Feathered Pipe Ranch, en Montana) donde los ejecutivos estresados pueden pasar fines de semana reparadores antes de regresar al trabajo con flexores de cadera más sueltos y una conciencia más clara. Pero Esalen está en las afueras de Silicon Valley, por lo que los ejecutivos que lo visitan provienen de empresas como Intel y Xerox parc y, más recientemente, de Apple, Google y Twitter. El consejo de administración de Esalen ha incluido a un antiguo empleado de Facebook, un ex alumno de Google y un ex ejecutivo de Airbnb. Presumiblemente, si hubiera habido una superposición tan conspicua entre un grupo de expertos contraculturales y los capitanes de cualquier otra industria —comida rápida, por ejemplo, o carbón limpio— habría habido un clamor, o al menos algunas preguntas puntiagudas. Pero se suponía que Big Tech era diferente. Se suponía que haría del mundo un lugar mejor.
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